Columna: Salvando el Titanic

Habrá quien diga que el problema no era el entrenador, sino los jugadores. Y habrá también quien abra la boca simplemente para decir que el argentino se sacó la rifa del tigre. Pues no, no para nada, Cristante se sacó un boleto para el Titanic, un Titanic al que tiene que salvar.

Ahora bien, Bravos de Titanic tiene poco. No es grande, de hecho es el equipo más chico de todo la liga. No es majestuoso ni tampoco es lujoso, sin embargo, sí se está hundiendo y el nuevo capitán, todavía sin darle la vuelta completa a la proa de la embarcación, llegó muy sonriente y muy emocionado.

El exportero del Toluca pidió paciencia a la afición, descartó “limpiar” la plantilla y ayudado de Miguel Ángel Garza, dejó en claro que el primer y primordial objetivo de la escuadra fronteriza es salvarse. Es encontrar una tabla, con o sin su respectiva Rose y salir a flote. Quedó claro (Por que es casi obvio) que hay que aprender a gatear antes de correr. Hay que salvar la cartera antes de pelar liguillas.

Dije que había llegado contento, apurado, pero contento. ¿Y como no se va a aparecer con la sonrisa más grande la X y amplia como El Chamizal? Si el hombre tenía ganas de irse de Querétaro desde hace mucho. Desde la jornada cinco para ser precisos, después de que un montón de barbaros con la capacidad intelectual de un plato de sopa golpearan sin piedad a todo rojinegro que se les cruzara por enfrente. Del otro barco, de ese que ya tocó fondo, Cristante se quería bajar sin salvavidas.

Sí, a Cristante le faltan delanteros, le falta también un portero, pero, a reserva de que ocurra una caída de proporciones como la de las Torres Gemelas, estos ya vienen en camino. Hay material, y tal y como lo dijo en su presentación, ni siquiera hay problemas con Alfredo Talavera, todo arreglado bajo los tres palos. Súmenle a eso el cociente en ceros, mismo que puede subir hasta las nubes y bajar hasta el infierno en un solo semestre.

Pese a la ligera sensación de optimismo de un servidor, no hay que olvidar que este torneo es de vida o muerte para Bravos. No sé si el nuevo estratega pueda dimensionar la magnitud del reto, quiero creer que sí por que es un hombre de futbol de pies a cabeza. No obstante, a partir de ya hay un solo capitán, el y su equipo, el y su timón. El iceberg se deja ver y si alguien lo puede esquivar es él, solo él.

A ver donde termina el barco.