Posverdad

Daniela Soraya Álvarez Hernández hizo su jugada oficial este sábado al registrarse como candidata para presidenta del PAN Estatal de Chihuahua, mostrándose no solo con las firmas necesarias, sino con un respaldo contundente: 6,640 panistas firmaron por ella, seis veces más de lo requerido. Eso es poder de convocatoria.

Pero lo que llama la atención no son solo las cifras, sino los nombres detrás de la candidatura. Álvarez, exdiputada federal por Juárez y exaspirante a senadora, armó una planilla diversa, con figuras que claramente representan a distintos sectores de poder dentro del partido.

A su lado está Rafael Francisco Jaime Núñez como secretario general, un rostro conocido de Cuauhtémoc, mientras que el resto del equipo combina experiencia política local con nuevas promesas de la política estatal.

El equipo que encabeza está lleno de figuras clave en el actual esquema de poder del PAN chihuahuense. ¿Coincidencia? Lo dudo.

Con nombres como Joceline ‘Joss’ Vega Vargas, diputada local, y Nora Elena Bueno Gardea, presidenta del PAN en Parral, Álvarez parece estar consolidando una base territorial estratégica para garantizar su éxito.

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Desde su campaña a la presidencia hasta el final de su mandato, Andrés Manuel López Obrador no dejó de gritar que Ciudad Juárez era su favorita en México. Hace casi seis años, lo demostró con hechos: como diría Juan Gabriel, Ciudad Juárez es la “number one”.

Publicó un decreto que permitió beneficiar a los empresarios bajando el IVA y ajustando el ISR, y atendió el Hospital Regional 2, el cascarón que dejó César Duarte, convirtiéndolo en una realidad.

Luego vino el decretazo para regularizar "chuecos", del cual se han beneficiado más de 150 mil fronterizos. Y no podemos olvidar a Cruz, quien logró sumar más de 250 millones a las arcas municipales gracias a estas políticas.

Ciudad Juárez fue también una de las primeras ciudades en recibir la Guardia Nacional, un refuerzo clave en la lucha contra el narcotráfico. Además, se impulsó la construcción del puente en la Vicente Guerrero, con un valor de más de 450 millones de pesos.

Antes de dejar el cargo, López Obrador declaró Zona de Restauración a El Chamizal y amplió por dos años la regularización de "chuecos". Sin embargo, quedaron pendientes importantes temas como la crisis migratoria, la seguridad, la alianza con empresarios y el mejoramiento de las carreteras. Como muchos presidentes, AMLO no pudo con todo, pero nadie puede negar que demostró su amor por la frontera.