Posverdad

Después de una semana marcada por la tormenta de arena que cubrió Ciudad Juárez y por el operativo de seguridad desplegado en los espacios recreativos durante el asueto, el presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar decidió ponerle sazón al día y se fue a medir el pulso ciudadano... entre hieleras, asadores y cumbias.

La escena fue en el Parque El Chamizal, ese eterno punto de encuentro familiar donde lo mismo se comparten tortillas de harina que opiniones políticas. Ahí, el alcalde no solo caminó entre la gente, sino que se dejó querer, comió carnita asada y hasta se aventó unos pasos de baile que –dicen los que lo vieron– fueron tan matadores como estratégicos.

Más allá del anecdotario dominical, el gesto tuvo lectura política. No fue solo un paseo; fue un termómetro en plena primavera, un chequeo sin filtro del ánimo popular. Y aunque hubo excepciones (nunca falta el reclamo, la ceja alzada o el grito de inconformidad), el balance fue positivo. Los asesores políticos lo interpretaron así: el alcalde salió bien librado del escrutinio espontáneo del pueblo, ese que no se mide en encuestas, sino en palmadas, selfies y platos compartidos.

Porque eso fue, en el fondo, una especie de sondeo informal en el mejor laboratorio político: la convivencia sin protocolo, donde la gente se expresa con naturalidad. Para Pérez Cuéllar, fue una oportunidad de tantear el terreno con los pies en la tierra y el oído en la banqueta.

Y aunque no todos bailan al mismo ritmo, al menos por ahora, el paso del alcalde sigue firme en la pista política.

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En medio de un panorama económico volátil y con frentes abiertos en el conflicto del agua y la presión del norte, la gobernadora Maru Campos pisó firme en Ciudad Juárez y apostó por un terreno seguro: la industria maquiladora. No fue una visita de cortesía, sino un acto político calculado para reafirmar una alianza estratégica que, para efectos prácticos, también es electoral.

El encuentro con líderes del sector manufacturero más potente de la región —acompañada por su gabinete económico— sirvió para enviar un mensaje claro: el gobierno del estado está dispuesto a cuidar su relación con quienes generan empleo, inversión y estabilidad en la frontera. Porque en esta ciudad, gobernar también implica saber leer a la maquila.

Maru, flanqueada por secretarios de Hacienda, Trabajo, Innovación y el propio Santiago De la Peña, escuchó directamente de al menos 15 empresas los desafíos que enfrentan y las expectativas que tienen frente a la incertidumbre global. Pero más allá de los temas técnicos —competitividad, normativas laborales, atracción de talento— lo que se construyó fue un pacto de corresponsabilidad: el estado se compromete a ser facilitador, y el sector privado a seguir apostando por Juárez.