Desde mi aula / Por Cristina Estrada Hernández

En estos momentos de la historia en México, la Educación está atravesando por un lapso muy importante y trascedente, no por la evaluación misma porque los maestros estamos muy familiarizados con el tema, tanto porque evaluamos como somos evaluados periódicamente; luego entonces porque se ha generado un ambiente de incertidumbre, zozobra y miedo alrededor de esta acción?.

Primero, porque existen grupos plenamente identificados con intereses muy particulares –en donde la educación no es uno de ellos- que a lo largo de mucho tiempo fueron ganando terreno y que fueron solapados por la misma autoridad que siempre se condujo con un doble discurso; de frente nunca estuvo de acuerdo con la resistencia magisterial que hacia el centro-sur de México se consolido por décadas, pero por detrás, esa misma autoridad auspiciaba no solo permitiéndoles empoderarse sino sosteniendo económicamente su movimiento, y me refiero específicamente a la CNTE.

Este movimiento desvirtuó la naturaleza de la evaluación, amén de recordar el perjuicio que le provoco a los niños del Sur, que duraron mucho tiempo sin clases.

Segundo: Fue Peña Nieto quien se sacó la Rifa del Tigre y ni modo, su indiferencia y la de los gobiernos anteriores tanto federales como estatales marcaron un precio y hoy México tuvo que pagar el precio, en el Norte del País se ha accedido de manera natural a este procedimiento y los maestros se han visto en la “necesidad” de “entrarle al juego” y aunque un tanto temerosos también, han accedido a evaluarse, aunque algunos de ellos bajo protesta como ha venido sucediendo en algunas de las sedes en las que el pasado fin      de semana y este, se han aplicado los exámenes, que dicho sea de paso resultan antipedagógicos, tan sólo la duración de más de 6 horas para elaborarlo resulta ya un agobio y eso sin contar con ningún material de apoyo y ni siquiera calculadoras.

Pero hacia el centro-sur  del País, específicamente Oaxaca se antojaba como una bomba de tiempo pues es ahí donde está la raíz de la mata, -recuerdo con toda claridad un viaje hecho por una servidora a esas tierras hace más de tres años y tuve la oportunidad de convivir con maestros que tenían más de un año “viviendo” literalmente en la plaza central de la ciudad en su eterno plantón, como sucedió igualmente en el Df- bueno pues ahí la situación ameritó la intervención del ejército.

Si la evaluación a la que hoy estamos siendo sujetos los maestros es parte de una “reforma” la misma habrá de ser evaluada, sólo espero que a los mexicanos y específicamente los maestros se nos quite la memoria corta y no olvidemos por lo que en estos momentos el magisterio está pasando si hoy los maestros “también saben llorar” espero que también puedan reír, cuando haya que cobrar factura en el siguiente periodo electoral y como dice el coloquial; Ojo por Ojo, Evaluación por Evaluación.

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