Interno, el restaurante dentro de cárcel abierto al público

Su llamativo portón de metal fucsia dice 'Abierto', y para entrar al restaurante el guardia abre el cerrojo desde dentro, con toda la seguridad para los clientes.

Ese mismo cerrojo mantiene encerradas a las 180 reclusas de la Cárcel Distrital de Mujeres de San Diego, en pleno centro histórico de Cartagena, Colombia, donde queda el restaurante en mención.

Lo inauguraron a mediados de diciembre de 2016 y es posible que dicho cerrojo sea el único indicador que tienen los comensales de que fueron a comer a la prisión.

Las 25 mujeres entre meseras y cocineras que los atienden, están tras las rejas por algún delito, en muchos casos, graves.

Cada uno de los clientes pagó por el menú que incluye la entrada, el plato principal, postre y jugo cerca de US$30.

Esto, sin incluir el consumo de vino o whisky, también disponible para clientes y que deja el margen de ganancia. 

Como cualquier negocio, el dinero que genera el restaurante paga la bonificación que recibe cada involucradas, desde las encargadas de la huerta hasta las meseras. Así como el salario del chef profesional que lidera la cocina.

Pero ese dinero sirve también para mejorar las condiciones de las internas dentro del penal, que no está exento del hacinamiento que caracteriza a la mayoría de las cárceles en Colombia.

Interno es réplica del restaurante InGalera, abierto hace año y medio en la cárcel de hombres Il Casa di Reclusione of Milano Bollate, en la ciudad italiana de Milán, sobre el que Bahamón escuchó por primera vez en programa de radio hace seis meses.