*La política apela a los sentimientos y no la razón *Trump, es un ejemplo de la era de la posverdad

Este neologismo describe los resultados negativos de tres acontecimientos que agitaron al mundo en los últimos meses. El no de los británicos a la Unión Europea, el no de los colombianos a los acuerdos de paz y el no de los estadunidenses a Hillary Clinton. En estos sucesos, una parte de los ciudadanos votó en contra de sus convicciones, el sentido común y las tendencias demoscópicas. Los resultados superaron la comprensión humana.

El término posverdad describe la importancia de las emociones humanas, más que la de los hechos o la razón, como factor decisivo en los resultados plebiscitarios en Reino Unido y Colombia, y en el triunfo electoral de Donald Trump. La posverdad sería una mentira matizada de elementos sensibles que envuelve a la sociedad y que se impone como verdad compartida, sin ninguna evidencia real.

El Brexit, Colombia y Trump muestran una característica de nuestro tiempo: el uso político de las emociones. Los políticos se aprovechan de la ingenuidad de una sociedad que cuando le tocan la fibra sensible, se deja llevar por discursos tóxicos que explotan la vena emocional. De esta manera se puede entender el triunfo de Trump en las elecciones estadunidenses que con mentiras sobre los inmigrantes mexicanos o que Obama y Clinton fundaron el Estado Islámico, fueron recibidas sin reparos por algunos ciudadanos.

Muchos estadunidenses compartieron estas informaciones publicadas por algunos medios, de forma acrítica, dándolas por buenas sin hacer ningún tipo de contraste informativo. También contribuyeron las redes sociales que potenciaron el mensaje lleno de falsedades del candidato republicano.

Trump es un ejemplo de la posverdad porque supo cómo movilizar los miedos y esperanzas de la gente en las pasadas elecciones. Se presentó como el hombre que devolvería la grandeza de Estados Unidos con proclamas machistas, xenófobas y llenas de mentiras.

No es la primera vez que en política la razón se ve neutralizada por la posverdad. Lo que si nos ilustra el caso Trump es que en nuestro tiempo aumentará la explotación de los sentimientos en detrimento de la lógica como estrategia electoral. Los hechos contarán poco, lo importante será conmover, crear miedo para luego ofrecer una falsa seguridad.

Este es el tiempo de la manipulación política de las palabras para anular la verdad, para apelar a los sentimientos y engañar a la sociedad. Es la era de la posverdad.