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El 13 de octubre: ¡El Gran Milagro del Sol!

Ese día se cumplieron 100 años del milagro del sol en Fátima, Portugal, el cual fue visto, el 13 de octubre de 1917, por cerca de 70,000 personas.

Por: Miguel Fierro Serna 27 Octubre 2017 15:04

El evento también fue reportado por varios periódicos europeos, incluso la prensa masónica anticristiana portuguesa.

La inmensa mayoría de esos testigos eran incrédulos acerca de las apariciones de la Santísima Virgen María a tres niños pastorcitos, las cuales sucedían el día 13 de cada mes, al medio día, desde mayo de 1917, y acudieron ese 13 de octubre para verificar si era cierta la pre-advertencia de que la Virgen María haría un milagro público para que todos creyeran.

100 años después, se duda que el terremoto del 19 de septiembre de 2017 haya sido una advertencia de Dios para que, antes de un "gran castigo", se derogue en la CDMX la criminal ley del aborto, la cual ofende a Dios porque en esa ciudad habita la Santísima Virgen María desde 1531. Ella lleva en su seno al autor de la Vida.

Su presencia es transgredida continuamente de forma sacrílega por los más de un millón de bebés abortados en clínicas públicas y privadas desde la aprobación de esa ley, en 2007.

Es lógico pensar, que la Virgen de Guadalupe este triste, por estos crueles asesinatos de estos niños inocentes; y también últimamente de las burlas y blasfemias contra su imagen, con esa horrenda, sacrílega y satánica imagen dizque sincretista que puso el gobierno municipal en una principal Avenida de Guadalajara Jalisco.

Dios Nuestro nos que es dueño de la vida y de la muerte, que le dio el poder a la Virgen en Fatima, hace 100 años de mover el sol, como si fuera una pelota. Nos advierte un "gran castigo", que consiste en un mega terremoto devastador (de entre 9 y 11 puntos Ricther), e incluso este cataclismo científicamente no esta descartado.

Pero sin embargo, este castigo en la CDMX, puede ser mitigado si se ofrecen actos de desagravio y reparación por el aborto; estos pueden ser: el rezo del Santo Rosario, ayunos, abstinencias de carne, mortificación de los sentidos corporales y de nuestras pasiones o vicios dominantes, y sobretodo asistiendo con atención, devoción, y fervor al Santo Sacrificio de la Misa, y mandando que se celebren por este motivo.

Estos actos de desagravio en algunas partes del país se han comenzado desde el 13 de octubre y se terminarán hasta el 8 de diciembre, o hasta el último día del año si fuera posible.

En 1917 se vivía como un año convulso para la Iglesia y para la humanidad entera. Europa, África y Oriente Medio se vieron inmersas en la Primera Guerra Mundial, mientras que Lenin organizaba la Revolución Rusa siguiendo la doctrina de Karl Marx, un judío cuyo nombre verdadero era Kissel Mordekay, autor de lo que fueran la continuidad del Talmud: El Capital y el Manifiesto del Partido Comunista.

Por su parte, la Iglesia sufría la persecución ideológica, legal y sangrienta en muchos países, entre ellos Portugal, siguiendo la consigna, emanada del Congreso Sionista de Basilea, de exterminar con la agresión encarnizada, y de subvertir con la infiltración sistemática a la Iglesia para destruirla desde dentro.

Siguiendo esa consigna. Cientos de jóvenes masones y comunistas se infiltraban en los seminarios para seguir la carrera sacerdotal y penetrar las estructuras eclesiales, especialmente en Europa y en El Vaticano, con el fin de llegar a los más altos vértices de la jerarquía y desde allí operar la destrucción de la fe católica. En lo doctrinal, ya se manifestaba con furor lo que el Papa San Pío X llamó la "suma de todas las herejías", el modernismo.

De esto hay un video en youtube, donde un judío converso al protestantismo, lee una hoja boletín, en 1936 publicado en un templo católico en Inglaterra. El titulo del video es: Católicos Revelaron Complot 1LLUMINATI en 1936. ( https://youtu.be/_LY-NnyoCtl).

En ese 1917, con el propósito de salvar a la Iglesia de la apostasía, y al mundo entero de la segunda y tercera guerras mundiales, se apareció la Santísima Virgen María a tres pastorcitos en la localidad de Fátima, Portugal.

La Virgen hizo un llamado urgente a la conversión a Dios, a la oración y a la penitencia. De modo específico pidió que el Papa consagrara Rusia a su Inmaculado Corazón. De no hacerlo, Rusia esparciría los errores del marxismo por todo el mundo, destruiría muchas naciones, la apostasía sería difundida desde el vértice de la Iglesia y el Papa tendría mucho qué sufrir.

En 1917, la Santísima Virgen se les apareció a los tres niños en seis ocasiones, los días 13 de cada mes, comenzando en mayo y terminando en octubre. El 13 de octubre, miles de personas creyeron en la veracidad de las apariciones, dado que la Madre de Dios accedió a dar una prueba que le habían pedido, llevando a cabo el "milagro del sol". La misma prensa masónica, adversa a la Iglesia, reportó el impresionante fenómeno cósmico.

El 13 de julio, la Virgen María dio a los pastorcitos un "Secreto" que consta de tres partes, y que no debían dar a conocer a nadie hasta que Ella lo indicara.

Dos de los niños videntes, Jacinta y Francisco, fallecieron un par de años después, mientras que Lucía tomó los hábitos religiosos con las Hermanas Doroteas.

En el convento, la Santísima Virgen se siguió apareciendo a Lucía, insistiéndole en que el Papa debía consagrar Rusia a su Inmaculado Corazón en unión con los obispos de todo el mundo. El Secreto, le dijo, debería darse a conocer a la muerte de sor Lucía o en 1960, lo que sucediera primero.

Cuando, debido a una enfermedad, sor Lucía falleció en 1949, la masonería eclesiástica, con Juan Bautista Montini a la cabeza (Pablo VI), instalada ya en el vértice de El Vaticano, tramó el fraude de crear una falsa "sor Lucía", pues la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María habría puesto fin a la penetración del comunismo dentro de la Iglesia, aparte de la animadversión de la masonería contra la Madre de Dios.

Esa jerarquía modernista ha intentado engañar a los fieles diciendo que la consagración de Rusia ya se ha cumplido. También ha mentido declarando que lo profetizado en la tercera parte del Secreto de Fátima se refiere al atentado que sufrió Juan Pablo II en 1981. Y ha ocultado, hasta el día de hoy, la tercera parte del Secreto.

Los videntes de Portugal:

Francisco Marto (nació el 11 de junio de 1908 en Fátima y murió el 4 de abril de 1919 en Fátima).

Jacinta Marto (nació el 11 de marzo de 1910 en Fátima y murió el 20 de febrero de 1920 en Lisboa).

Lucía Dos Santos (nació el 22 de marzo de 1907 en Aljustrel y murió el 31 de mayo de 1949 en Coimbra).

Las seis apariciones de la Santísima Virgen María sucedieron en 1917 cuando Lucía tenía 10, Jacinta 7 y Francisco 9 años de edad. Jacinta y Francisco eran hermanos, Lucía era prima de ellos. El año anterior, los pastorcitos tuvieron por tres veces la visita de un ángel, cuya misión fue prepararlos para las visitas de la Virgen.

Apariciones de la Santísima Virgen María (1917)

Pasaron casi ocho meses desde la última aparición del ángel. Lucía, Francisco y Jacinta continuaban haciendo lo que el ángel les había enseñado, orando y ofreciendo sacrificios a Dios.

Lucía tenía ahora diez años, Francisco nueve y Jacinta siete, cuando el 13 de mayo de 1917 decidieron llevar sus ovejas a unas colinas que pertenecían al padre de Lucía conocidas como Cova da Iria, o Ensenada de Irene. Fue allí, solo con una excepción, donde la Santísima Virgen bajo el nombre de "Nuestra Señora del Rosario".

En esos momentos, la Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa. En Moscú, Lenin preparaba la revolución que trastocó el orden social ruso en noviembre de 1917, y en la que se sumergió posteriormente a casi la mitad de los habitantes del mundo al terror del comunismo.

Primera aparición: 13 de mayo de 1917

Llevando a su rebaño fuera de Aljustrel la mañana del 13 de mayo, fiesta de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, los tres niños pasaron Fátima, donde se encontraban la parroquia y el cementerio, y prosiguieron más o menos un kilómetro hacia el norte, a las pendientes de Cova.

Mientras sus ovejas pastorearan ellos jugaban en la pradera, donde había algunos árboles de roble. Después de haber tomado su almuerzo, alrededor del mediodía, decidieron rezar el rosario, aunque de una manera rápida, diciendo sólo las primeras palabras y las últimas de cada oración. Al instante, ellos fueron sobresaltados por un gran rayo en medio del cielo.

Pensando que una tormenta se acercaba se debatían si debían tomar las ovejas e irse a casa. Preparándose para hacerlo, fueron nuevamente sorprendidos por la gran luz.

Comenzaron a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino cuando, cerca de un árbol de roble vieron otro rayo, y después de dar unos cuantos pasos vieron, cerca de otro árbol más pequeño, como a metro y medio, a una señora vestida de blanco irradiando unos rayos de luz intensa como de sol. Se detuvieron asombrados por la aparición. Estaban tan cerca que quedaron dentro de la luz que los rodeaba.

"No teman, no voy a hacerles daño". "¿De dónde eres", preguntó Lucía a la señora. "Yo vengo del cielo", contestó. La señora vestía un manto blanco con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba un rosario cuyas cuentas parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas.

"¿Qué quieres de mi?", preguntó Lucía. "Quiero que regreses aquí los días trece de cada mes durante los próximos seis meses a la misma hora. Luego te diré quien soy, y qué es lo que más deseo. Y volveré aquí una séptima vez". "¿Y yo iré al cielo?, preguntó Lucía. "Sí, tu irás al cielo". "¿Y Jacinta?". "Ella también irá". "¿Y Francisco?". Él también, pero primero debe rezar muchos rosarios".

Lucía después se acordó de algunos amigos que habían fallecido. "¿Y María Nieves está en el cielo?". "Si, ella está en el cielo". "¿Y Amelia?". "Ella está en el purgatorio. Ustedes se ofrecerán a Dios y aceptarán todos los sufrimientos que Él les mande, en reparación por todos los pecados que le ofenden y por la conversión de los pecadores".

"Así lo haremos", respondió Lucía. "Tendrán que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con ustedes y los fortalecerá".

Mientras la señora pronunciaba esas palabras, abrió sus manos y los niños fueron bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. Luego cayeron de rodillas repitiendo la oración: "Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoramos...".

Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esa luz, hasta que la señora habló de nuevo mencionando la guerra en Europa, de la que los niños tenían poca noción. "Recen el rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra".

Después de esto, la señora comenzó a elevarse lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la distancia. La luz que la rodeaba parecía adentrarse entre los cielos.

La Virgen les pidió mantener la visión en secreto, sabiendo las dificultades que experimentarían si los eventos se supiesen. Sin embargo Jacinta no pudo contenerse y reveló todo a su madre, quien la escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos y hermanas se burlaban.

Solo su padre, "Tio Marto", estuvo inclinado a aceptar la historia como verdad. El creía en la honestidad de sus hijos y tenía una simple apreciación de las obras de Dios, de manera que él se convirtió en el primer creyente de las apariciones de Fátima.

La madre de Lucía, por otro lado, cuando finalmente escuchó lo que había ocurrido, creyó que su propia hija no solo era la promotora de un fraude, sino también de una blasfemia. Lucía comprendió rápidamente lo que la señora quería decir cuando dijo que ellos sufrirían mucho.

Segunda aparición: 13 de junio de 1917

En Portugal, el trece de junio es una gran fiesta, la de San Antonio de Lisboa, conocido comúnmente como San Antonio de Padua. Fue un sacerdote franciscano portugués. Los padres de Lucía pensaron que las festividades de la parroquia de Fátima distraerían a Lucía de su cita en Cova.

Sin embrago, no afectada por esta situación, Lucía y los Marto se fueron al sitio de la aparición para cumplir con su cita al mediodía. Cuando ellos llegaron vieron que había una pequeña multitud esperándolos.

Después de haber recitado el rosario con Jacinta y Francisco junto con las personas que estaban presentes, vieron otra vez el reflejo de luz que se acercaba, y después, a la señora en el mismo roble, como en mayo.

"Por favor dígame, señora, ¿qué es lo que quiere de mi?" preguntó Lucía. "Quiero que vengan aquí el día trece del mes que viene. Quiero que continúen diciendo el rosario todos los días. Después de cada misterio, hijos míos, quiero que recen de esta manera: Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu divina misericordia.

Quiero que aprendan a leer y a escribir, y luego les diré qué más quiero de ustedes". "¿Nos llevará al cielo?". "Sí, me llevaré a Jacinta y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que tú me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que tú establezcas en el mundo entero la devoción a mi Inmaculado Corazón".

"¿Debo permanecer en el mundo sola?". "No sola, hija mía, y no debes estar triste. Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu consuelo y el camino que te llevará hacia Dios".

En el momento en el que ella dijo las últimas palabras, abriendo sus manos transmitió por segunda vez el reflejo de esa luz intensa. En la palma de la mano derecha de la señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavársele.

Entendieron los niños que era el Inmaculado Corazón de María ofrecido por los pecados de la humanidad y deseando reparación. La aparición terminó como en la primera ocasión, con la señora elevándose hacia el Este y desapareciendo en el cielo.

Tercera aparición: 13 de Julio de 1917

Mientras se acercaba la fecha de julio, Lucía continuaba turbada por las palabras del párroco, quien le advertía que el diablo podría estar detrás de las apariciones. Finalmente, ella le confió a Jacinta que su intención era de no acudir. Pero cuando el día finalmente llegó, sus miedos y ansiedades desaparecieron, de manera que a las doce estaba en Cova con Jacinta y Francisco, esperando la llegada de la señora.

La aparición del 13 de julio fue la más controversial, proveyendo la señora un secreto en tres partes que los niños guardaron celosamente a petición de la Virgen. Las revelaciones debían de ser un secreto entre ellos.

Unos minutos después de haber llegado a Cova da Iria, cerca de una encina donde un gran número de personas estaban rezando el rosario, los tres niños vieron otra vez un rayo de luz y, un momento después, a la señora.

Jacinta le dijo a Lucía: "habla, la señora te está hablando". "¿Si?", dijo Lucía, pidiendo perdón por sus dudas con sus gestos, y le dijo a la señora "¿qué quieres de mí?. "Quiero que vengan aquí el día trece del mes que viene. Continúen rezando el rosario todos los días en honor a Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque sólo el rosario puede obtenerlo".

"Sí, sí. Yo quisiera preguntarle quién eres, y si puedes hacer un milagro para que todo el mundo sepa que te nos aparece". "Deben venir aquí todos los meses, y en octubre yo te diré quien soy y lo que quiero. Entonces haré un milagro para que todos crean".

Hagan sacrificios por los pecadores y sigan diciendo, especialmente cuando hagan un sacrificio: "Jesús, esto es por amor a ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María".

Primera parte del secreto

Mientras la señora decía estas palabras abrió sus manos, como lo había hecho en los dos meses anteriores, pero esta vez los rayos de luz penetraron la tierra y los niños vieron cómo se abría un mar de fuego.

Dentro de ese fuego había demonios y almas humanas, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado y flotando en el fuego; a veces se elevaban en el aire por las llamas que salían junto a grandes nubes de humo, y caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos y gemidos de dolor y desesperación. Los niños temblaron de miedo.

Lucía gritó. Los demonios parecían repugnantes animales desconocidos, negros y transparentes como carbones en llamas. Horrorizados, los niños miraron hacia la señora quien les dijo tristemente: "Lo que han visto es el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores.

Para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si ustedes hacen lo que yo les digo, muchas almas se salvarán, y habrá paz en el mundo".

Segunda parte del secreto

La Virgen continuó: "Esta guerra terminará, pero si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra más terrible comenzará durante el pontificado de Pío XI*. Cuando vean una noche que será iluminada por una gran luz extraña y desconocida sabrán que ésa es la señal que Dios les dará y que indicará que está apunto de castigar al mundo con la guerra y el hambre, y con la persecución contra la Iglesia y el Papa*2.

Para prevenir esto, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón. Si mis deseos se cumplen, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, Rusia difundirá sus errores alrededor del mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones contra la Iglesia; los justos serán martirizados y el Papa tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas.

Pero al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Papa consagrará a Rusia a mi Inmaculado Corazón y ésta se convertirá. Entonces, el mundo disfrutará de un período de paz".

* Este dato es muy elocuente, ya que en 1917 reinaba la Iglesia el Papa Benedicto XV, a quien le tocó la Primera Guerra Mundial, y no había manera de que los niños supieran que el siguiente Papa sería Pío XI. *2 Esto ocurrió la noche del 28 de enero de 1938, y se vio en toda Europa. Los científicos lo explicaron como una inusual aurora boreal.

Tercera parte del secreto

Sobre la tercera parte del secreto de Fatima, hay mucha controversia. Primeramente este se tenía que revelar o la muerte de Lucia, quien realmente murió el 31 de Mayo de 1949, o en 1960; lo cual no ha sucedido hasta la actualidad.

Y no ha sucedido como se dijo arriba es por la influencia de la masonería eclesiástica, muy bien instalada ya en el vértice de El Vaticano, esta tramó el fraude de crear una falsa "sor Lucía", pues la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María habría puesto fin a la penetración del comunismo dentro de la Iglesia, aparte de la animadversión de la masonería contra la Madre de Dios.

Hay un documento oficial de la Orden de los Carmelitas descalzos, que prueba que realmente Lucia murió el 31 de Mayo de 1949. Aunque ya lo borraron, se logro tomar la foto de este documento que les vamos a mostrar al final.

Esa jerarquía modernista ha intentado engañar a los fieles diciendo que la consagración de Rusia ya se ha cumplido. También ha mentido declarando que lo profetizado en la tercera parte del Secreto de Fátima se refiere al atentado que sufrió Juan Pablo II en 1981. Y ha ocultado, hasta el día de hoy, la tercera parte del Secreto.

Posteriormente, se han publicado a través de distintos medios diversos textos con la pretensión de ser la parte oculta del secreto de Fátima. Su contenido es terrible, pero he omitido hacerlos conocer por medio porque, si bien no han sido desmentidos, si hay diferencias sobretodo con el publicado por el Cardenal Ottaviani en 1963, por la revista alemana “Neues Europa” y otro publicado de una manera anónima en en el 2010.

En cambio, es preferible guardar en nuestros corazones de hijos amantes de María Santísima, el eco de aquellas sublimes palabras con que Ella culminó la parte que conocemos de su mensaje:

"POR FIN MI INMACULADO CORAZÓN TRIUNFARA".

Esta promesa de María, Madre, Reina y Señora nuestra queridísima, nos inunda de esperanza para sobrellevar las tribulaciones actuales y las mayores que sin duda vendrán, porque finalmente Ella triunfará.

¡Tenemos la promesa de la Reina del Cielo! ¿Acaso podemos pretender alguna seguridad mayor?

Cuarta aparición: 19 de agosto de 1917

En un intento por conocer "la verdad", el alcalde del distrito en el que está ubicado Fátima, Arturo Santos, un apóstata masón de alto rango, había planeado una trampa que dejaría a los niños bajo su custodia para forzarlos a revelar todo.

Simulando un acto de buena fe, se ofreció para llevar a los tres niños a ver al párroco, quien él decía que quería verles. Después los llevaría él mismo en su propio auto para que los niños pudieran trasladarse al lugar de las apariciones de forma segura en medio de la multitud que los rodeaba. Pasó por ellos la mañana del 13 de agosto.

En la casa parroquial él abandonó esa artimaña y secuestró a los niños, llevándoselos hasta la sede del distrito en Vila Nova de Ourem, a unos 9 kilómetros de distancia. Allí intentó comprarlos, los amenazó de muerte y los encerró en una celda con otros presos para hacerlos retractar de su historia.

Viendo que nada lograba en su intento de corromperlos, recurrió a su última estratagema. Lleno de ira ordenó a uno de los guardianes: "llévalos al cuarto de al lado y prepara la caldera con aceite hirviendo".

Después, procedió a llevarse uno por uno a otra habitación, mintiendo a los niños que quedaban de que ya había procedido a matar al que se había llevado antes, presionando para que el sobreviviente admitiera que todo lo de las apariciones era un fraude.

Mientras tanto en Cova, al mediodía del día 13 de agosto, los signos externos característicos de la aparición se hicieron visibles para la multitud que acudió, la más nutrida hasta ese momento. Después que estos signos terminaron los niños no llegaron y la multitud se dispersó sin saber nada de las trampas tendidas por el gobierno local contra ellos.

El "juicio" contra los niños duró tres días, preocupando mucho a sus familias. Finalmente, en la fiesta de la Asunción de María a los Cielos, el 15 de agosto, el alcalde, viendo que nada había logrado, los regresó a Fátima y los dejó a la entrada de la rectoría de la parroquia. Allí fueron vistos por la gente que salía de Misa, alegrándose enormemente.

En cuanto a los planes de la señora del cielo, éstos fueron simplemente retrasados seis días. El domingo 19 Lucía, su hermano Juan y Francisco estaban pastoreando sus ovejas en un lugar llamado Valinhos, ubicado al lado de la misma colina opuesta a Aljustrel, donde se les apareció el ángel dos veces el año anterior, un poco más al norte.

Alrededor de las cuatro de la tarde, presintiendo que la señora estaba apunto de aparecerse, Lucía trató sin éxito de convencer a Juan que fuera a buscar a Jacinta, hasta que le ofreció unos cuantos centavos por ir a buscarla. Mientras ella y Francisco esperaban, vieron la luz típica que descendía. En el momento en que Jacinta llegó, se apareció la señora.

"¿Que quieres de mí?" preguntó Lucía. "Que vengan otra vez a Cova da Iria el trece del mes que viene, y que continúen rezando el rosario todos los días. El 13 de octubre yo haré un milagro para que todos crean". "¿Qué debemos hacer con las ofrendas que deja la gente en Cova da Iria?".

"Quiero que hagan dos andas (para cargar estatuas) para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Quiero que tú y Jacinta lleven una de ellas con otras dos niñas. Ustedes dos se vestirán de blanco. Y luego quiero que Francisco, con tres niños ayudándolo, cargue la otra. Los niños también han de vestir de blanco. Lo que quede de las ofrendas ayudará para la construcción de la capilla que ha de ser construida aquí".

Lucía luego preguntó por la curación de algunos enfermos. "Algunos los curaré durante este año". Y mirándolos tristemente, les dijo: "Recen, recen, recen mucho. Hagan sacrificios por los pecadores. Muchas almas se van al infierno porque nadie está dispuesto a ayudarlas con sacrificios". Habiendo dicho esto se retiró como lo había hecho en otras ocasiones.

Quinta aparición: 13 de septiembre de 1917

A pesar del ridículo y las burlas causadas por la prensa secular y atea de lugar, más de treinta mil personas se reunieron en Cova para la aparición del 13 de septiembre. Ahora, mientras se rezaba el rosario, la multitud pudo ver a los niños ponerse de pie mirando hacia el Este y ver cómo la admiración se apoderaba de sus rostros.

Ellos habían caído de rodillas y personas cerca de Lucía la escucharon decir: "¿Qué quieres de mí?". "Continúen rezando el rosario, hijitos míos, háganlo todos los días para que termine la guerra.

En octubre vendrá nuestro Señor, así como nuestra Señora del Perpetuo Socorro y nuestra Señora del Monte Carmelo. San José se aparecerá con el niño Jesús para bendecir al mundo. A Dios le agradan sus sacrificios, pero no quiere que se pongan las cuerdas de noche para ir a dormir. Sólo pónganselas durante el día".

"¿Quieres que se construya una capilla pequeña aquí con el dinero que las personas han dejado aquí?". "Sí, deseo que se construya una pequeña capilla en honor de Nuestra Señora del Rosario. Pero diles que se utilice sólo la mitad de ese dinero para esto. La otra mitad será para las dos andas que ya te comenté y ustedes saben".

Entonces Lucía le dijo: "Muchos creen que digo mentiras, dicen que merezco ser colgada o quemada. ¿Puedes por favor hacer un milagro para que ellos crean?". A lo que la Virgen contestó: "En octubre haré un milagro que permitirá que todos crean".

Le aparición había terminado. La señora se elevó como antes, y Lucía, señalándola, dijo a la multitud: "Si desean verla, ¡miren! ¡miren!".

Sexta aparición de la Virgen de Fatima: 13 de octubre de 1917, y el “Gran Milagro” del sol.

Durante la noche del 12 al 13 de octubre había llovido toda la noche, empapando el suelo y a los miles de peregrinos que viajaban a Fátima de todas partes de Portugal. A pie, por carro y en carretas venían, entrando a la zona de Cova por el camino de Fátima-Leiria, que pasa frente a la plaza de la Basílica. De allí bajaban hacia el lugar de las apariciones.

Los niños lograron llegar a Cova entre las adulaciones de los que creyeron y el escepticismo de los incrédulos que los había ridiculizado desde mayo. Cuando llegaron, constataron la puntualidad de la señora, quien había prometido llegar al medio día. Eran las doce de la hora local. Cuando el sol había llegado a su apogeo, la señora se apareció.

"¿Qué quieres de mí?", le preguntó Lucía. "Quiero que se construya una capilla aquí en mi honor. Quiero que continúen rezando el rosario todos los días. La guerra pronto terminará, y los soldados regresarán a sus hogares". "Sí, sí.. pero, ¿me dirás tu nombre?". "Yo soy la Señora del Rosario". "Tengo peticiones de muchas personas ¿se las concederás?". "Algunas serán concedidas, otras las debo negar.

Las personas deben rehacer sus vidas y pedir perdón por sus pecados. No deben de ofender más a nuestro Señor, ya es ofendido demasiado". "¿Y eso es todo lo que tienen que pedir?". "No hay nada más".

Mientras la Señora del Rosario se elevaba hacia el Este, tornó las palmas de sus manos hacia el cielo oscuro. Aunque la lluvia había cedido, nubes oscuras continuaban oscureciendo el sol, que de repente se dejó ver como un disco de plata brillante.

"¡Miren el sol!", gritó Lucía. En ese momento, dos distintas apariciones fueron vistas: el fenómeno del sol, presenciado por cerca de setenta mil espectadores, y la que fue vista solo por los tres niños: San José y el Niño Jesús que parecían estar bendiciendo el mundo, ya que hacían la señal de la cruz con sus manos.

Un poco después, cuando esta aparición terminó, vieron a nuestro Señor y a nuestra Señora como la Dolorosa. Jesús parecía bendecir al mundo, al igual que lo había hecho San José. Esta aparición también desapareció y Lucía vio a nuestra Señora una vez más, parecida a la conocida imagen de nuestra Señora del Carmen.

Mientras los niños veían las diversas apariciones de Jesús, María y San José, la multitud presenció un prodigio diferente, conocido como el famoso "milagro del sol". El sol salió de su órbita y comenzó a "danzar" en el cielo. Posteriormente se acercó hasta la tierra y con su calor secó la humedad de la lluvia que había empapado a las personas y todo el suelo de la región.

Entre las referencias periodísticas de la época están las siguientes:

O Seculo (periódico de Lisboa pro gubernamental, masón y anticlerical): "El sol temblaba, hizo ciertos movimientos repentinos fuera de las leyes cósmicas. El sol "danzaba" de acuerdo a las expresiones de la gente. La gente se preguntaba unos a otros lo que habían visto.

La gran mayoría admitió ver el sol danzando y temblando, otros afirmaban que habían visto el rostro de la Virgen Santísima. Otros juraron que vieron el sol girar como una rueda que se acercaba a la tierra como si fuera a quemarla con sus rayos. Algunos dijeron haber visto cambios de colores sucesivamente".

O Dia (periódico de Lisboa): "A la una en punto de la tarde, mediodía solar, la lluvia cesó, el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida con una extraña luz. El sol tenía como un velo de gasa transparente que hacía fácil el mirarlo fijamente.

El tono grisáceo madre perla en que se tornó en una lámina de plata, que se rompió cuando las nubes se abrían y el sol de plata envuelto en el mismo velo de luz gris, se vio girar y moverse en el círculo de las nubes abiertas. De todas las bocas se escuchó un gemido y las personas cayeron de rodillas sobre el suelo fangoso".

Esta fue la última aparición para Jacinta y Francisco. Sin embargo, a Lucía, nuestra Señora se la apareció una séptima vez en 1920, como lo había prometido la Virgen. Hasta aquí todo lo referente a las apariciones a tres pastorcitos.

En junio de 1943, visto que la enfermedad de la hermana Lucía se agravaba, y temiendo su muerte, el obispo Da Silva le pidió que escribiera el Secreto. La hermana Lucía entró en un grave conflicto de conciencia, dado que la Santísima Virgen les había pedido a los tres niños, en 1917, que no lo revelaran a nadie.

El obispo le ordenó tajantemente, el 15 de septiembre, escribir el texto del Secreto. La hermana le pidió la orden por escrito. A partir de que la recibió, a la monja le atacó una extraña parálisis que ella consideró siempre de tipo sobrenatural.

Finalmente, el 2 de enero de 1944, la misma Virgen María se le apareció a la hermana Lucía confirmándole que, efectivamente, esa era la Voluntad de Dios, y que le daría la fuerza y la luz necesarias para poder escribir el Secreto, cosa que hizo al día siguiente, el día 3 de enero.

La hermana Lucía comenzó a escribir el Secreto recibido el 13 de julio de 1917. Sin embargo, por el decaimiento tan severo que tuvo, sólo pudo redactar, en cuatro páginas de su diario, la primera, segunda y tercera parte del Secreto, con la visión del obispo vestido de blanco que huye de una ciudad en ruinas. Pero ya no pudo escribir lo que le faltaba de la tercera parte de la visión, la de la apostasía en la Iglesia.

No fue sino hasta seis días después que la hermana Lucía volvió a tener fuerzas y finalmente escribió, en una hoja suelta, lo que le faltaba de la tercera parte del Secreto. Eso lo hizo el 9 de enero de 1944 también en la Capilla del Convento de Tuy. El día 10 de enero, la hermana Lucía mandó una nota a su obispo diciéndole que ya había cumplido su orden de escribir el Secreto de Fátima, y que éste había sido encerrado "los sobres".

La hermana Lucía le comunicó al obispo Da Silva, en 1944, que la Santísima Virgen le había pedido expresamente que el Secreto, con las tres partes, debía darse a conocer en 1960, o a la muerte de ella, lo que sucediera primero.

En 1946, la hermana Lucía declaró a su confesor que la consagración del mundo llevada a cabo por el Papa Pío XII en 1942 no era satisfactoria, ya que no la realizó en conjunto con todos los obispos del mundo, y no mencionó específicamente a Rusia como la Virgen lo pidió.

Esto irritó mucho a la jerarquía masónica de El Vaticano y, en medio de muchas presiones, ese mismo año de 1946 regresaron a la hermana Lucía a Portugal y, dos años después, en 1948, la sacaron de la congregación de las Hermanas Doroteas y la ingresaron al convento de clausura del Carmelo de Santa Teresa de Coimbra.

Tenía 41 años de edad cuando inició allí su nuevo noviciado. Habían transcurrido treinta y un años después de las apariciones de la Santísima Virgen en Fátima en 1917. A inicios de 1949, la hermana Lucía enfermó gravemente, y murió el 31 de mayo de 1949, fiesta de María Reina.

Hasta aquí, todo lo referente a las apariciones de la Virgen María en Fatima en 1917, y el Milagro del Sol, y muerte de Lucía. En otro escrito, voy a probar que realmente Lucia murió el 31 de mayo de 1949.

Buena parte de este escrito fue tomado del ensayo hecho por José Alberto Villasana

Original: http://ultimostiempos.org/7-noticias/211-milagro

Sinceramente en Cristo

Mons. Martin Dávila Gándara
Obispo en Misiones
Sus comentarios a obmdavila@yahoo.com.mx


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